Querido hijo:
Ahora que has decidido ser profesor, como tu papá, quiero darte unos pocos consejos con base en lo que yo mismo he ido aprendiendo a lo largo de estos años. No tienes que tomarlos al pie de la letra; examínalos cada cierto tiempo, asúmelos, refórmalos o elimínalos según lo que tu propia reflexión te indique.